Los maestros deben respetar a sus alumnos
Comienzo este artículo con un llamado urgente a la reflexión dirigido a los maestros. La relación entre maestros y alumnos es fundamental para el buen desarrollo de la educación, ya que no solo se trata de transmitir conocimientos, sino también de formar seres humanos con principios, valores y habilidades para afrontar la vida. Sin embargo, uno de los pilares que sostiene esta relación, es el respeto, el cual ha sido perdido por muchos maestros y alumnos en nuestra amada República Dominicana.
El respeto debe ser una vía de doble sentido, no solo de los estudiantes hacia los docentes, sino también de los docentes hacia los estudiantes.
Los maestros son los guías en el aula. Su rol exige mucha disciplina, organización y un liderazgo positivo que inspire a los estudiantes. Ningún maestro debe abusar del privilegio de ser líder. Un maestro debe ser un modelo a seguir, y su autoridad debe basarse en la construcción de un ambiente de respeto y confianza. Cuando esta relación se deteriora, los efectos son devastadores, no solo para los estudiantes, sino para la sociedad en general.
En la República Dominicana, la situación se ha vuelto cada vez más complicada. Un ejemplo alarmante de esto ocurrió recientemente en la escuela La Siria, ubicada en el municipio de Quisqueya, provincia de San Pedro de Macorís, donde dos profesores están siendo acusados de abuso sexual contra una estudiante menor de edad. Este es solo uno de los muchos casos que, aunque han sido ampliamente divulgados por los medios comunicación, siguen siendo un doloroso recordatorio de la crisis de valores que poseen muchos docentes que cometen dichos hechos.
Otro caso fue el del profesor de matemáticas del Politécnico Cruz del Isleño, John Kelly Martínez (Yonqueli), de 35 años, quien guarda prisión tras ser acusado la muerte de una adolescente de 16 años de edad, cuyo cuerpo fue encontrado en el baño de la residencia de los padres de la menor en la comunidad Vista Alegre, del distrito municipal La Otra Banda, del municipio en Higüey, provincia La Altagracia.
Lo más preocupante seguramente existen numerosas situaciones similares que permanecen ocultas. Estudiantes que sufren en silencio, con miedo a denunciar debido a amenazas de sus verdugos.
Muchos jóvenes, especialmente las féminas, son vulnerables, convirtiéndose en presas fáciles para maestros que no respetan la dignidad humana y la profesión que eligieron.
Este es un tema al cual debemos prestar mucha atención, ya que los maestros deben ser conscientes de la enorme responsabilidad que recae sobre sus hombros, no solo son responsables de la formación académica de los estudiantes, sino también de su bienestar emocional y psicológico, algo que muchos se les olvida.
Los docentes deben tratar de estudiar más a fondo el Código de Ética del Maestro Dominicano, establecido por el Ministerio de Educación de la República Dominicana, el cual establece una serie de principios y normas que guían la conducta profesional de los docentes. En relación con el respeto hacia los estudiantes, entre las que se destacan: Respeto a la dignidad de los estudiantes, promoción de un ambiente de respeto mutuo, conducta ejemplar, evitar el abuso de poder y garantizar la seguridad emocional y psicológica de los estudiantes.
Es fundamental que las autoridades educativas implementen más políticas estrictas con esos abusos, además el fortalecimiento de una cultura de respeto y empatía en las aulas.
Los maestros deben ser ejemplos de respeto, no solo en sus palabras, sino en sus acciones. La relación de respeto mutuo entre maestros y estudiantes es la base para una educación de calidad, segura y transformadora. Cuando se rompe esa confianza, no solo se afecta al individuo, sino que se pone en peligro el futuro de nuestro país.
SOBRE EL AUTOR
El autor es licenciado en Comunicación Social, egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), locutor certificado por la CNEPR, con una maestría en Comunicación Estratégica y RR.
PP en la UASD. Además estudiante de Derecho en la misma casa de altos estudios.