El tiranicidio del dictador Ulises Heureaux, “Lilís” hace 122 años.
El tiranicidio del dictador Ulises Heureaux, “Lilís” hace 122 años.
El 26 de julio de 1899, es asesinado en la ciudad de Moca, el dictador General Ulises (Lilís) Heureaux, uno de los militares y políticos de mayor influencia en la vida política dominicana durante las últimas dos décadas del siglo XIX.
En el asesinato de Ulises Heureaux participaron los jóvenes Horacio Vásquez, Jacobito de Lara y Ramón-Món- Cáceres ( en la parte superior de la foto en ese mismo orden de izquierda a derecha) junto a José Brache, secretario de la gobernación de Moca y quien se encargó de avisarles el momento oportuno del tiranicidio, Domingo Pichardo, Pablo Arnaud, Vicente de la Maza, Blas de La Maza, protagonizaron en Moca, el valiente hecho del ajusticiamiento del dictador, con lo que liberaban la nación de un régimen oprobioso, enemigo de las libertades públicas y miserable.
Jacobito de Lara, ahijado de Lilis e hijo de Jacobo de Lara, comerciante mocano en cuyo negocio fue asesinado el dictador Heureaux, fue el primero en disparar, pese a que era un adolescente con solo 16 años. Se afirma que después del atentado estuvo escondido por los campos aledaños y reapareció en su casa el 25 de agosto, un mes después del magnicidio.
El general Ulises Heureaux recibió seis balazos; el primero se lo dió Jacobito De Lara quien disparó por una rendija escondido detrás de una puerta de dos hojas; luego recibe un disparo en el brazo izquierdo, que le penetró por la cadera, hecho por Ramón Cáceres (Mon), quien ademas le dio cuatro balazos en el pecho, y cuando Lilís pudo correr cayó en plana calle, debajo de un árbol de guásuma, en donde recibió un último disparo de parte de Ramón De Lara (Mon) que le perforó nuevamente el pecho.
Don Ezequiel Hernández, a la sazón Fiscal de Moca, halló en poder del Dictador muerto un rollo de billetes de RD $ 5.00 y $2.00 pesos de denominación los cuales usaba para regalar a los pedigüeños; un reloj de oro con leontina; unos espejuelos con montura y estuche de oro que no aumentaron ni la previsión ni la visión del Tirano; cuatro botones de oro para pechera que no ayudaron a detener los disparos que rompieron su pecho; dos anillos de oro con piedras preciosas que con el tiempo se hicieron feas; un revolver Smith-Wesson de 9 mm., que no le fue útil para repeler a sus agresores, y en fin estos bienes les fueron entregados a don José de Jesús Álvarez para que a su vez los entregara a los herederos del poderoso difunto.
Horas después el cadáver del dictador fue trasladado a la ciudad de Santiago de los Caballeros, por uno de sus más allegados colaboradores, el gobernador de la provincia Santiago, general Perico Pepín, quien se abrió paso a balazos con lo que él y sus hombres despejaron el camino y tomaron el cuerpo sin vida del Presidente aaesinado.
Una de las heridas que acabó con la vida de Ulises Heureaux hizo impacto en su corazón. En el momento que fue abatido a balazos se disponía a viajar a Santiago.
El velorio del cadáver se inició en Moca, pero la noche del 26 de julio la casa donde se hallaba el difunto fue tiroteada por sus matadores provocando una estampida humana entre los asistentes al acto de despedida del difunto, y en medio del corre corre cayeron las velas y los velones y hasta la mortaja cogió fuego al dispersarse los asistentes.
En Santo Domingo el Congreso de la República decretó nueve días de duelo y desde La Fuerza –nombre de la fortaleza a orillas del río Ozama- las baterías disparaban un cañonazo cada 15 minutos. El jueves 27 de julio el Listín Diario titula: “Sensacional. Muerte del General Heureaux. La Insólita Noticia. Detalles Oficiosos. Expectación”.
El entierro finalmente se hizo en la Catedral de Santiago el día 28 de julio de 1899 en medio de un temporal violento.
Debido a la muerte sangrienta del presidente Heureaux no se concluyó un nuevo acuerdo de empréstito que el dictador se hallaba negociando con el prestamista inglés F. H. Morris, lo cual revela el grado de insolvencia económica del gobierno en el año de 1899.
Ulises Heureaux, llamado por sus amigos y familiares Lilís, había nacido en el hogar de dos inmigrantes pobres, pero desde muy joven alcanzó posiciones de importancia por su inteligencia, valentía, liderazgo y capacidad de gobernar.
Había ido a Moca como parte de un recorrido que inició el día 21 de julio de 1899, para calmar a los hombres de negocios que estaban muy disgustados por los efectos de las emisiones de dinero inorgánico que había hecho el Gobierno.
Heureaux le prometió a los comerciantes, que estaba en ánimo de incinerar los billetes que había emitido para restaurar la confianza en su Gobierno.
Su gira la comenzó en Sánchez, donde cumplió su promesa. El 25 de julio quemó 4 mil pesos en La Vega y luego se trasladó a Moca.
En esa ciudad, el día 25 de julio, en la noche, le ofrecieron una recepción.
Un Gobierno intolerante y de realizaciones
La intolerancia fue una nota característica en la administración dictatorial del dictador Heureaux, a partir de su segunda administración en el año 1886; pero fue la época en que el país obtuvo logros materiales extraordinarios, incluida la instalación del servicio de electricidad.
Dándole continuidad a un proyecto que había iniciado el Gobierno del Partido Azul, del presidente general Gregorio Luperón, puso en servicio el 18 de octubre de 1883, la primera locomotora y a partir de 1887, ya su Gobierno tenía en servicio el primer ferrocarril que iba de Samaná a Santiago. En esa primera etapa fue construida la red vial de Sánchez-La Vega con una longitud de 130 kilómetros.
En el mismo año 1887, también construyó los puentes sobre el Arroyo Nibaje, y el de Gurabito, en Santiago.
En la Capital construyó en 1890, el puente Presidente Heureaux, para unir la parte occidental de la Capital con la zona oriental.
En el año 1893, inició la construcción del acueducto de Santo Domingo. Y en el año 1896, se conoció el primer presupuesto del país en el que fueron incluidos los gastos del alumbrado eléctrico en el Ayuntamiento de la Capital.
En 1895 construyó el ramal Jima-San Francisco de Macorís.
En el año 1897, el presidente Heureaux construyó el Ferrocarril Central Dominicano, que unía a Puerto Plata y a Santiago.
El escritor Harry Hoetink, en su obra “El Pueblo Dominicano. 1850-1900”, publicada en 1971 por la Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago, sostiene:
“En el pensamiento de Heureaux, como típico dictador criollo, apenas cabían principios ideológicos.
“Veía la actividad política como artesanía, el aparato político como un artefacto de trabajo, la estructura política como un total delicado, pero estático. “El papel del Parlamento en la dictadura criolla estaba de acuerdo con el carácter no ideológico, artesanal del sistema político”.
La figura de Lilís también fue motivo de burla para sus adversarios políticos. En 1890 circuló un panfleto en el que se anotó:
“Ese que veis ahí arriba, ancho de pómulos y largo de boca, con la nariz dilatada como gato que olfatea sangre, torvos los ojos, la piel cetrina y la frente achatada de los criminales natos”.
En 1882, el diplomático francés Alphonse Garrus, escribió sorprendido a sus superiores que “un hombre casi negro tuviese tanto arraigo en la población”. En ese momento el liderazgo de Lilís estaba en la cumbre con el apoyo de su padre militar y político, el general Gregorio Luperón.
En ese año se vistió por primera vez de Presidente de la República.
Texto: Compendio de varios autores