La inestabilidad emocional es un arma silenciosa
Por Rubén Geraldo Bautista
El caso de la médico del Ejército, Ana Josefa García Cuello, acusada de decapitar a su hija de seis años en el sector Hainamosa en Santo Domingo Este, me lleva a reflexionar sobre un fenómeno que nos afecta a todos. Hablo de la inestabilidad emocional, una de las facetas más complejas del bienestar psicológico.
Este caso me lleva a preguntarme: ¿Qué está pasando con los seres humanos? ¿Ya no tenemos amor por el prójimo o nos estamos olvidando de Dios? Resulta incomprensible leer en un titular de un periódico que una madre le quite la vida a su propia hija.
Otro caso similar ocurrido esta misma semana fue el de Génesis Lugo, quien se lanzó desde un cuarto piso junto con su hija de cinco años, tras descubrir que la infante estaba siendo abusada sexualmente por una tía. «La confianza se está perdiendo; ya nadie confía en nadie.»
Pero, ¿qué está ocurriendo en la sociedad? Es cierto que la inestabilidad emocional se manifiesta de diferentes formas, pero ¿qué puede ser tan fuerte para que una persona considere terminar con su vida y la de otros? Sin muchas respuestas a estas interrogantes, solo los profesionales de la conducta humana pueden ofrecer algunas explicaciones.
Los cambios de ánimo pueden afectar significativamente la vida personal y profesional de quienes padecen esta condición. Los seres humanos estamos pasando por muchos procesos que nos llevan a tener predisposiciones, depresión, estrés y experiencias traumáticas que pueden cambiar nuestra manera de ver la vida. La muerte de un familiar o una mala experiencia puede transformar nuestra perspectiva. Por ello, creo que es un gran reto trabajar para el fortalecimiento de la salud mental.
Según algunos diálogos con amigos psicólogos, las personas que padecen inestabilidad emocional presentan muchas dificultades para mantener relaciones estables y satisfactorias con los demás. En algunos casos, su comportamiento puede ser normal ante ciertos grupos sociales, pero, internamente, están en una lucha constante.
En algunas lecturas realizadas, pude consultar que las reacciones emocionales extremas pueden llevar a malentendidos, conflictos y aislamiento. Esto no solo afecta a quienes sufren directamente, sino también a sus seres queridos, quienes pueden sentirse confundidos o incapaces de ofrecer el apoyo adecuado.
Desde mi punto de vista, las autoridades de nuestro país deben fortalecer las políticas para mejorar esta condición. La salud mental es fundamental para mantener el bienestar.
La inestabilidad emocional es un desafío que enfrentamos. Debemos promover una mayor comprensión y apoyo por parte de los profesionales de la conducta humana, con el objetivo de llevar una vida equilibrada. Además, acercarnos más a Dios y pedirle que nos proteja.
El Autor es Periodista, egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Locutor certificado por (CNEPR), especialidad en Comunicación Estratégica y RR.PP en la UASD y estudiante de Derecho.