¿Podrían cambiar las cosas en el ejercicio periodístico Dominicano?
Por: Junior Tejeda Periodista
Vamos a empezar por la designación de Andrés L. Mateo, como embajador ante la UNESCO, realizada por el Presidente constitucional de la República, Luis Abinader.
La misma ha sido catalogada de excelente por quien suscribe, aún cuando entendemos que la sociedad Dominicana pierde en el escenario periodístico a uno de sus más sinceros e inmaculados comentaristas del acontecer político en nuestro País, la razón es la siguiente:
Atendiendo a que en la política como en otras partes, no todo siempre será color de rosa, vamos a suponer que nuestro excelentísimo señor presidente Luis Abinader Corona, y/o uno de su gabinete comete un error, el cual no deseo, estoy casi seguro que Mateo no hablaría en contra de ellos, porque como todos sabemos, «las manos que te dan de comer no se muerden».
Ahora bien, como es un brillante profesional con tanta capacidad, tampoco creo que ocurra con él lo que hacían otros comunicadores en el gobierno pasado, que los tildaron de bocinas, por las defensas ilógicas que hacian al mismo, los cuales hoy vemos andan buscando pegarse de este transparente gobierno hasta ahora, para incurrir en esa ”maldita mala práctica del periodismo en este país” (defensa de quienes hacen las cosas mal), a tal nivel que llegaron a degradarse más bajo que el mismo polvo.
De igual manera, vemos como ese grupito, ha decidido llevar una profesión tan linda, tan seria, de hombres y mujeres intachables, al nivel profesional de ellos, porque entiendo que no tienen ninguno. Utilizando el periodismo para chantaje.
A todos ellos les digo, que aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo de nuestra carrera, y el rumbo de nuestro perfil como profesional, así es que no se vayan a sentir aludidos, más bien, que esto sirva de estímulo para que cambiemos. ¿Si?
Nosotros seguimos apostando y creyendo, que en algún momento, deberá surgir un movimiento que ponga orden en la carrera periodística, así como lo hay en otras.
Termino con esta pregunta: ¿me moriré yo, creyendo en ese cambio?