Opinión

¿Por qué las personas son lo que son?

Por: Deybis García de la Rosa

«Si hay una cosa que no existe, es el olvido». Este es un pensamiento de Jorge Luis Borges, escritor, poeta, ensayista y traductor argentino, ampliamente considerado una figura clave tanto en la literatura en español como en la literatura universal. Esta frase filosófica se encuentra en el primer verso de su poema Everness, y sirve como un instrumento para comprender, de manera misteriosa, cómo nuestras acciones están profundamente relacionadas con nuestro pasado. Borges, junto con otros escritores y psicólogos que realizaron grandes aportes a la humanidad, coincidía en que cada movimiento de la mano, cada grito o silencio, todo lo que somos, es una confesión de lo que hicieron con nosotros.

John Irving, en su libro Una plegaria para Owen Meany’ confirma esta idea al mencionar lo siguiente: «La memoria es un monstruo. Uno olvida, ella no. Simplemente archiva las cosas, las guarda, las esconde y las trae al recuerdo con voluntad propia. Se piensa que uno tiene memoria… no es cierto… la memoria lo tiene a uno». Irving utiliza el término «monstruo» para referirse a la memoria, aludiendo a algo más fuerte que nosotros mismos, lo que nos deja indefensos frente a su poder.

Asimismo, Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, reflexiona: “Hay una historia detrás de cada persona. Hay una razón por la que son lo que son. No es solo porque ellos lo quieran. Algo en el pasado los ha hecho así, y a veces es imposible cambiarlos”. Freud, quien fue uno de los médicos neurólogos más influyentes del siglo XX, entendía profundamente el funcionamiento del cerebro humano. Para su época, poseía una perspectiva amplísima sobre la conducta. En otro momento, señaló algo similar: «Las emociones inexpresadas nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde de peores formas».

Por su parte, Friedrich Nietzsche, notable y polémico filósofo alemán y autor de  Así habló Zaratustra, afirma: “Estamos tan determinados por las impresiones de nuestros padres, por nuestra educación, que dichas influencias, profundamente arraigadas en lo más profundo de nuestro ser, no son fáciles de remover con argumentos racionales o con la mera voluntad”. Esta afirmación es contundente, especialmente considerando que existen innumerables personas con comportamientos extraños o agresivos, dificultades para socializar o una tendencia a complacer a todo el mundo. ¿De quién lo aprendieron?

Interpretando lo mencionado por Irving, Freud y Nietzsche, encontramos una fuerte evidencia de que el pasado moldea nuestras vidas de manera significativa. Por ejemplo, en Estados Unidos, el National Center for Health Statistics realizó un seguimiento de más de 17 mil menores de 17 años y concluyó que el riesgo de problemas emocionales y de conducta es entre dos y tres veces mayor en niños que crecieron sin la figura paterna. Además, numerosos estudios han revelado que una gran cantidad de personas privadas de libertad crecieron sin uno de sus progenitores, generalmente el padre.

Por esta razón, los seres humanos deberían esforzarse por ser una luz en este mundo, tratando de ser lo más buenos y responsables posible. Elegir cuidadosamente una pareja, tener hijos y brindarles todo el amor y apoyo que puedan necesitar. Evitar, en todo momento, los maltratos verbales y físicos. Estar siempre presentes para ellos y para las personas que nos quieren, asegurándonos de no causarles traumas por nuestra culpa. Porque, como dijo Borges: «Si hay algo que no existe en este mundo, es el olvido».

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