Salud mental: ¿La próxima pandemia?
Santo Domingo, RD. La pandemia por covid-19 ha dado paso a una crisis de salud mental que afecta de manera especial a los grupos vulnerables, y los gobiernos deben desarrollar políticas públicas para contrarrestarla, señalaron expertos durante un encuentro virtual organizado recientemente por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La región no va a poder reconstruirse sin un pleno bienestar mental, aseguró el neurocientífico Facundo Manes, uno de los participantes del panel titulado “Salud mental: ¿La próxima pandemia?”.
“La riqueza de un país está en los recursos mentales, cognitivos, sociales, de sus ciudadanos. Esta crisis es una crisis de salud, pero también económica, moral, ideológica y todo esto impacta nuestro comportamiento a nivel individual y a nivel comunitario”, argumentó el presidente honorario y fundador de Fundación Ineco.
Manes citó datos que indican que hay mucha ansiedad, angustia, agotamiento mental entre la población, y que los cuatro grupos más afectados son jóvenes, mujeres, mayores y trabajadores del sistema de salud.
Recordó que la salud mental no se puede separar de la física y, por tanto, la crisis de salud mental debe colocarse en el centro del debate al igual que el tema de las vacunas y de las medidas sanitarias que hay que tomar para convivir con el virus.
“Si no hablamos de esto, estos síntomas, que por ahora son transitorios, se pueden cronificar. Y, si se cronifican, va a ser otro impedimento, otro obstáculo, para la recuperación social y económica de nuestra región”, sentenció.
Responsabilidad de los gobiernos
Respecto a la responsabilidad gubernamental frente a la crisis de salud mental provocada por la pandemia, el psicólogo Fernando Torrente dijo que los gobiernos deben pensar cómo responder a los distintos niveles de problemas que se generarán.
El profesional aclaró que existe una crisis psicológica global en la que hay grupos con mayor riesgo de desarrollo de trastornos mentales específicos (a los citados por Manes, Torrente añadió las personas en situación socioeconómica más desventajosa).
Estamos más agobiados y preocupados y eso nos lleva a experimentar estados de malestar psicológico y en algunos casos sintomatología de tipo depresiva o ansiosa, que es la que más prevalece, expresó Torrente. Muchos de esos síntomas son leves y transitorios, pero
subgrupo hay síntomas más intensos y estas personas cumplen una serie de criterios de trastorno o patología.
“Nuestra respuesta debe ser graduada también”, sugirió el decano de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Conducta de la Universidad Favaloro, en Argentina.
“Cuando tenemos niveles de malestar y estrés altos, dificultades para presentar bienestar en grupos (…) todo eso se traduce en lo social inevitablemente”, alertó.
Miedo, resiliencia y empatía
Junto al virus se ha propagado el miedo, una emoción que, según Manes, nos pone a la defensiva y de la cual solo podemos salir con información y con cooperación.
“Es una enfermedad comunitaria y la salida es comunitaria”, insistió el neurocientífico.
Pero en situaciones como la actual también se activa en el cerebro la capacidad de resiliencia.
“Aunque nos parezca mentira por el dolor que estamos viviendo y por el dolor y sufrimiento que todavía vamos a ver, muchos de nosotros y muchas comunidades van a salir resilientes”, dijo.
Muchas personas desarrollarán la empatía y aprenderán que el bienestar colectivo es más importante que su estatus y éxito personal.
No obstante, Manes aclara que esto no depende únicamente de los individuos, sino también del manejo que las autoridades den al problema.
“Las autoridades tienen que comunicar de forma transparente y dar cierta idea de horizonte, de perspectiva. Hay cosas que podemos hacer nosotros y hay cosas que pueden hacer las autoridades, por eso es comunitario esto”, argumentó el experto.
Padres de familia
Florencia López Boo, economista líder de la División de Protección Social y Salud del BID, repasó durante su intervención varios estudios que señalan que las personas con hijos han presentado mayores niveles de estrés durante la pandemia.
Las preocupaciones de estas personas, dijo López Boo, tienen que ver principalmente con la seguridad alimentaria, de vivienda y salud. Encuestas realizadas en países de América Latina mostraron, además, una enorme brecha entre madres y padres: las madres presentaban un mayor nivel de malestar. Esto se debía, de acuerdo con López Boo, a que el cuidado de los hijos recaía principalmente en las mujeres.
El aumento en las denuncias por violencia, principalmente psicológica, y un mayor uso del castigo físico como forma de disciplina fueron otros problemas detectados en los estudios.
Vistos esos datos, López Boo manifestó que era necesario “hacer más para prevenir el estrés parental”, ya que cuidar a los niños y su bienestar es cuidar a sus cuidadores, velando por su salud mental.
SEPA MÁS
Participantes.
Facundo Manes, Fernando Torrente y Florencia López Boo debatieron las consecuencias de la pandemia en el bienestar emocional de la población especialmente en grupos vulnerables, durante el encuentro virtual titulado “Salud mental: ¿La próxima pandemia?”.
Listín Diario