Los apodos en la cultura dominicana sobrepasan los límites
Por: Rubén Geraldo Bautista
32 provincias es la división territorial que tiene la República Dominicana, cada uno de estos pueblos tiene una cultura diferente, ya sea en su gastronomía, gustos y creencias, pero algo que todos comparten son los apodos. En nuestro país te pueden llegar a conocen más rápido por un apodo que por tu nombre de pila.
El apodo es definido como un término que se refiere al sobrenombre que se le otorga a un individuo de acuerdo a alguna característica física o a una circunstancia. Hay apodos que son manifestaciones cariñosas, mientras que otros buscan dejar a la personas en ridículo o burlarla.
Pero nuestro país sobrepasa los límites en este renglón, ya que un apodo se puede convertir en tu carta de presentación en cualquier lugar. Podemos definir a la República Dominicana con el nombre del país de los apodos.
Pero lo mejor de todo es cada quien asume su sobrenombre, muchos se molestan al principio, pero según van pasando los días se van adaptando a que los llamen así, otros se sienten felices con el nombre que le ha regalado la calle, incluso en ocasiones, no responden por su nombre de pila.
“Cayuco, Biberón, Pato, Gordo, Gambo, Neno, Cojo, Bola, Pichón, Pilapia, Aspirina, Satana, Pollo, Chupa cabra, Tiburón, Burro, Sopita, Caballo, Boquerón, El pequeño y Pecho de lata” estos son solo el inicio de una larga lista de apodos que se conocen en el país.
“El puerco, Papeleta, El Fuerte, Chocofey, Mazorca, Pelao’ Cara corta, Mata de coco, Almejita, Feo, La belleza, Grillo, Mamasota Bimbolo, Baitoa, Morao’ Pechuga, Pajita, Bolo, Mantequilla, Compa, Primero, Muna, Gasolina, Peñon, La Pedra, Jumó, Semilla”. Son unos cuantos sobrenombres entre miles acompañan la idiosincrasia de los dominicanos.
Lo curioso de los motes en nuestra bella isla, es que la gran mayoría son colocados con la intención de darle “cuerda” a una persona, pero el dominicano es tan alegre que lo asume como un recurso para ser conocido por más personas. Por ejemplo; ¿Conoces a Aurelio? No ¿Y a Aurelio el cojo? Si. Quedando demostrado que somos “el país de los apodos”.
Anteriormente los apodos solo eran conocidos en las zonas rurales y entre las personas con menores formaciones académicas, llegando a creer que a medida en que se incrementa el nivel educacional estos iban desapareciendo, pero estos son tan populares entre los ricos y pobres, “Popis y wa wa wa” dos palabras extrañas que han emigrado a aguas extranjeras para mostrar la creatividad y novedades de nuestra cultura.
El Autor es Periodista engrasado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Locutor certificado por la Comisión Nacional De Espectáculos Públicos Y Radiofonia (CNEPR), en la actualidad cursa una Maestría en Comunicación Estratégica y Relaciones Publica en la UASD.